"Estimados hermanos:Estoy muy agradecido por este mensaje de felicitación. No hay palabras en el idioma conocido para expresar toda la gratitud que uno siente, en el fondo del alma, hacia el Todopoderoso Dios por este milagro, muy parecido a los de los tiempos bíblicos. Era un tumor agresivo que crecía día a día. Pero a los 15 días el Señor dijo: Hasta aquí, y dejó de crecer, empezó a cambiar de coloración, murió y se desprendió del pie. Ese día sentí como si el cielo fuera más claro y más brillante el sol, como si hubiera música en la brisa, en la arboleda y en las blancas nubes. Me parecía como si en el rostro de mis hermanos hubiera destellos de dulzura y de bondad. Sentí deseos de seguir trabajando por la obra de Dios en el cumplimiento de la gran comisión, cruzando anchos ríos y pequeños arroyos, sudoroso y cansado con mi mochila al hombro bajo riguroso sol o empapado por la lluvia; sentí deseos de volver al campo evangelístico allá en la alta sierra con el campesino ingenuo o en los grandes programas de campaña en las grandes ciudades y plazas. Ahora estoy inmerso en el trabajo de editar el libro de la Escuela Sabática, clase Gedeón 2013, y en las revistas que se distribuyen en Panamá. Es un trabajo que me gusta y lo hago con mucho placer, aquí encerrado en mi biblioteca que tiene más de mil libros.Les ruego oren por mi esposa Chefita que tiene artritis reumatoide desde hace varios años; pero ella es muy valiente y sigue trabajando a pesar de que esa enfermedad es paralizante. Es un monumento de esfuerzo y sacrificio por la obra de Dios. Vale la pena orar por ella.Gracias a la hermana Elizabeth, su esposo, sus padres, sus hijos. Aún recuerdo la incomparable hospitalidad que fui objeto de ellos ahí en Puebla en mi breve paso por esa ciudad. Dios les bendiga. Atentamente, -Adolfo.Les adjunto un documento en que describo un poquito de los recorridos misioneros "por los valles, montes y ciudades".
No hay comentarios:
Publicar un comentario