viernes, 4 de noviembre de 2011

ORACIÓN Y SANIDAD DIVINA: LA FÓRMULA EFICAZ, TESTIMONIO DEL SUPERINTENDENTE ADOLFO RODRÍGUEZ DE PANAMÁ


¡ALELUYA!
SU ALABANZA SERÁ SIEMPRE EN MI BOCA. (Salmo 34: 1)
“Las señales y milagros que el alto Dios ha hecho conmigo, conviene que yo las publique”. Dan 4:2.
A muchos de mis hermanos, en varios países, hace algunos días, hice llegar un correo informándoles de un tumor que me estaba creciendo rápidamente en un dedo del pie derecho. Realmente estaba muy preocupado y asustado pues dicho tumor reunía las mismas características, en su forma y crecimiento, de los que acabaron con la vida de Domingo Montenegro (padre) y Félix Ruiz (padre).
Fueron 18 días de luchas, mientras oscilaba entre la esperanza y la frustración. Cuando estamos sanos podemos, con facilidad, aconsejar a otros para que sean valientes y fuertes, pero cuando es uno el que está en medio de la tormenta, advertimos cuán frágiles somos. Ahora le veo razón a lo que se describe en el capítulo 3 del libro de Job. Lo más asombroso es que todo parece indicar que Dios no se lo tomó a mal. Fue algo así como un lamento, un eco de la fragilidad…
En esta prueba actual, quise buscar fuerzas en la hermandad y a uno de los que primero escribí fue al Apóstol Miguel Rodríguez, quien me hizo una carta que me llegó hasta el alma, como un vaso de agua fresca al que deambula por el árido desierto. De allí pasando por oficiales de la iglesia, pastores, hermanos varios, miembros de la Iglesia y amigos. ¡Qué caudal de amor fraternal y solidaridad cristiana me demostraron todos! Fueron por centenares los que nos dieron fuerzas con sus oraciones y ayunos, con sus ofrendas, con sus visitas, con sus cartas y sus llamadas…
El tumor crecía, desde algo tan pequeño como un grano de arroz, hasta tener el tamaño de un poroto grande, con forma de coliflor, en tan sólo unos pocos días. Mi pensamiento era que si continuaba creciendo así, en el término de un par de meses podría tener el tamaño del puño de un hombre… Y, ¿si era canceroso? ¿Dónde iban a quedar mi largos recorridos con los pastores y con la Campaña… “por los valles, por los montes”?…
Desde el pasado sábado 29 de octubre notamos que dicho crecimiento se detenía, y el tumor empezaba a tomar coloración oscura. Hoy, a las once de la mañana, lavándolo con cuidado para ir a la cita médica, se cayó sólo, con un leve roce de mi mano. La doctora examinó el pie y, con mucha alegría, me declaró SSSANOOOOOOOO.
¿Cómo podré agradecer a Dios tanta bondad? ¡Oh Dios, ayúdame a ser eternamente agradecido, y que las valiosas enseñanzas recibidas en este proceso, no las olvide jamás.
Superte. Adolfo Rodríguez.

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