SEIS DÍAS EN ALTAS MONTAÑAS
El viernes 10 de febrero de 2012, viajamos unos 200 km. desde La Chorrera hasta El Copé de La Pintada, en la provincia de Coclé. Allí abordamos un vehículo de doble tracción que, en un trayecto de una hora, nos condujo hasta nuestra iglesia de El Palmar de Olá. Es una región de alturas milenarias, cuestas muy empinadas, sembrados de naranjos y cafetos, arroyos de aguas cristalinas, ríos que serpentean en profundas cañadas, brisas muy fuertes procedentes de la cordillera central y moradores laboriosos y hospitalarios.
El domingo a
mediodía salimos a pie hacia El Calvario donde daríamos un culto a varias
familias. Es un trayecto de unas tres horas bordeando el Río Grande, subiendo
agotadoras pendientes, disfrutando el fresco verdor campestre y teniendo
siempre a la vista el imponente cerro Negro. El programa resultó muy bueno con
nutrida asistencia, en una casa situada en lo alto de una montaña, rodeada de
jardines y árboles frutales, con una vista espectacular. Allí pasamos la noche
sintiendo las ráfagas frías procedentes de la cordillera.
El lunes
amaneció frío y lluvioso. Salimos bajo la llovizna hacia La Zancona donde
visitaríamos muchos hogares que ya conocen la iglesia, reciben estudios
bíblicos, han visitado nuestras Convenciones y tienen numerosos testimonios de
Sanidad Divina. Son gente amable, conceptuosa y respetuosa. Con ellos
trabajamos hasta las tres de la tarde, subiendo y bajando por angostos caminos,
lodosos, bordeados de helechos y rastrojos, siempre cantando, testificando,
orando y predicando. En las primeras horas de la noche regresamos a la casa
pastoral de El Palmar.
El martes
volvimos a salir poco después del amanecer rumbo a La Mesa. Nuevamente las
lomas nos aceleran las palpitaciones del corazón, pero avanzamos lentamente,
sudorosos, hacia las familias que nos esperan más allá de las altas cumbres. Otra
vez evangelizamos, cantamos, oramos por los enfermos y llevamos fe y esperanza
a muchas familias.
El miércoles
visitamos varias casas en El Palmar Arriba, pues el regreso estaba programado
para iniciarse a las dos de la tarde. Familias enteras dejan sus diarios
quehaceres para atender respetuosamente el mensaje del Evangelio.
Ahora, a tres
semanas de distancia, un inexplicable júbilo nos invade. “No tenemos plata ni oro”, pero nos anima un glorioso fuego
interior que nos hace dejar la comodidad del hogar y viajar como “mensajeros de paz para un mundo en
tinieblas”, bajo el quemante sol, por lodazales inclementes, cansados,
sudorosos, con la gloriosa cruz de Cristo al hombro “pues en ella está la semilla de la redención humana”.
Tomaron parte en
este trabajo misionero: la Pred. Aurora González, los MBL Remigio Moreno y Raúl
González, de El Palmar; y desde La Chorrera, el Ev. Amilkar Nuñez, director de
la Campaña de Evangelización IMPACTO EVANGELÍSTICO DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS, y
quien esto suscribe,
Superte. Adolfo
Rodríguez.
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