Por: Superte Adolfo Rodríguez, de Panamá, Marzo 2013
"UNA NUEVA ETAPA EN MI VIDA"
"UNA NUEVA ETAPA EN MI VIDA"
1 - Conocí la Iglesia
cuando tenía unos cuatro años de edad. Mis padres y abuelos fueron
evangelizados por siervos de Dios de primera línea: Arturo Rangel, Osvaldo
Arrocha, Alfredo Herrera, Eudino Herrera y Romualda Rangel. Mi infancia
transcurrió tranquila y serena al lado de padres y hermanos amorosos. Fui
bautizado por mi padre a la edad de doce años y a los trece di el voto de
discípulo, el 29 de junio de 1966. Fui obrero de la imprenta hasta agosto de
1968 cuando llegó el entonces Superte. Luis Cruz Lara a Panamá.
2 – Desde el 1968 hasta el
año 2000 (32 años), tuve el privilegio de trabajar como secretario y ayudante
personal de ese faro de la evangelización contemporánea llamado Luis Cruz Lara.
3 – Desde el año 2000 hasta
el 27 de enero de 2013 formé parte de una Junta Administrativa que dirigió la
Iglesia en Panamá.
4 – A fines de febrero de
2013 fui nombrado Pastor de la congregación de Volcán junto a mi esposa, mi
suegra de 83 años, mi hija Leydis, mi yerno Amilkar y mis tres nietecitas. Es
una congregación bonita y trabajadora. Ayer fuimos 40 a la Santa Cena a
Escobal, que está a unos 40 minutos en vehículo. Fui nombrado, además,
supervisor de las seis obras de la provincia de Chiriquí y Ministro Nacional de
la Evangelización en Panamá.
Faltando un mes
para cumplir 60 años de edad y 47 de vida misionera, siento que Dios me ha dado
un regalo en mis “años dorados”. Aquí
rodeado de gente buena y cariñosa, gustando de un clima excelente, disfrutando de
la abundancia natural de flores y arroyos cristalinos, extasiándome al
contemplar las altas montañas circundantes y trabajando rodeado de mi
biblioteca, escuchando suave música y el trinar de las aves. . . me siento
feliz. Puedo decir como el salmista del ayer: “es hermosa la heredad que me ha tocado”. (Salmo 16:6).
Desde aquí
seguiré editando, Dios mediante, el Mensajero y el Heraldo que se imprimen en
Panamá; seguiré realizando algunas tareas que me encomienda el Ministerio
Internacional de Evangelización, el Ministerio de Educación y el Ministerio
Infantil. Pero, mi sagrado deber,
hago votos al cielo, estará entre los Evangelistas de montaña. Siento que me
llama el campesino de la montaña azul; percibo que me atrae la gente necesitada
de Dios que habita allá donde la blanca nube toca las altas cumbres; quiero
seguir, ya en mis años maduros, los pasos de esos gigantes del sacrificio que,
con su sudor copioso, sus largos ayunos y sus fervientes oraciones ayudaron a
cimentar una iglesia linda y respetada. Tanto es así que he soñado que, cuando
muera, mi cadáver sea reducido a cenizas, dividido en tres pequeñas porciones y
esparcido al viento en tres alturas a las cuales hemos llegado sudorosos y
jadeantes.
Para ustedes,
mis amados hermanos, que me han ayudado y alentado en mis enfermedades y que
han leído PEREGRINOS DEL EVANGELIO,
es esta humilde redacción. Sepan que aquí late un corazón que les ama en
Cristo.
Superte.
Adolfo Rodríguez
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