viernes, 19 de abril de 2013

UNA NUEVA ETAPA EVANGELÍSTICA-JOYAS DE EVANGELIZACIÓN

Por: Superte Adolfo Rodríguez, de Panamá, Marzo 2013

"UNA NUEVA ETAPA EN MI VIDA"


1 - Conocí la Iglesia cuando tenía unos cuatro años de edad. Mis padres y abuelos fueron evangelizados por siervos de Dios de primera línea: Arturo Rangel, Osvaldo Arrocha, Alfredo Herrera, Eudino Herrera y Romualda Rangel. Mi infancia transcurrió tranquila y serena al lado de padres y hermanos amorosos. Fui bautizado por mi padre a la edad de doce años y a los trece di el voto de discípulo, el 29 de junio de 1966. Fui obrero de la imprenta hasta agosto de 1968 cuando llegó el entonces Superte. Luis Cruz Lara a Panamá.
2 – Desde el 1968 hasta el año 2000 (32 años), tuve el privilegio de trabajar como secretario y ayudante personal de ese faro de la evangelización contemporánea llamado Luis Cruz Lara.
3 – Desde el año 2000 hasta el 27 de enero de 2013 formé parte de una Junta Administrativa que dirigió la Iglesia en Panamá.
4 – A fines de febrero de 2013 fui nombrado Pastor de la congregación de Volcán junto a mi esposa, mi suegra de 83 años, mi hija Leydis, mi yerno Amilkar y mis tres nietecitas. Es una congregación bonita y trabajadora. Ayer fuimos 40 a la Santa Cena a Escobal, que está a unos 40 minutos en vehículo. Fui nombrado, además, supervisor de las seis obras de la provincia de Chiriquí y Ministro Nacional de la Evangelización en Panamá.
Faltando un mes para cumplir 60 años de edad y 47 de vida misionera, siento que Dios me ha dado un regalo en mis “años dorados”. Aquí rodeado de gente buena y cariñosa, gustando de un clima excelente, disfrutando de la abundancia natural de flores y arroyos cristalinos, extasiándome al contemplar las altas montañas circundantes y trabajando rodeado de mi biblioteca, escuchando suave música y el trinar de las aves. . . me siento feliz. Puedo decir como el salmista del ayer: “es hermosa la heredad que me ha tocado”. (Salmo 16:6).
Desde aquí seguiré editando, Dios mediante, el Mensajero y el Heraldo que se imprimen en Panamá; seguiré realizando algunas tareas que me encomienda el Ministerio Internacional de Evangelización, el Ministerio de Educación y el Ministerio Infantil. Pero, mi sagrado deber, hago votos al cielo, estará entre los Evangelistas de montaña. Siento que me llama el campesino de la montaña azul; percibo que me atrae la gente necesitada de Dios que habita allá donde la blanca nube toca las altas cumbres; quiero seguir, ya en mis años maduros, los pasos de esos gigantes del sacrificio que, con su sudor copioso, sus largos ayunos y sus fervientes oraciones ayudaron a cimentar una iglesia linda y respetada. Tanto es así que he soñado que, cuando muera, mi cadáver sea reducido a cenizas, dividido en tres pequeñas porciones y esparcido al viento en tres alturas a las cuales hemos llegado sudorosos y jadeantes.
Para ustedes, mis amados hermanos, que me han ayudado y alentado en mis enfermedades y que han leído PEREGRINOS DEL EVANGELIO, es esta humilde redacción. Sepan que aquí late un corazón que les ama en Cristo.
Superte. Adolfo Rodríguez

No hay comentarios:

Publicar un comentario