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Este espacio ha surgido por idea del Espíritu Santo con objeto de ORAR LOS UNOS POR LOS OTROS, no importa dónde te encuentres, deseamos integrar a la mayor cantidad de hermanos y amigos en una LIGA MUNDIAL DE ORACIÓN IEISCC que oren por ti. Anota en “COMENTARIOS” tus proyectos, necesidades o nombres por los cuales oraremos con fervor y compromiso; o envíanos un e-mail a ligadeoracion@gmail.com "Mas unidos en fe y ORACIÓN…Unidos en la Tierra, Unidos en el Cielo, UNIDOS SIEMPRE, SIEMPRE UNIDOS”
miércoles, 7 de septiembre de 2011
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Nuestra hermana RAQUEL MIRANDA nos envía este artículo para meditar:
ResponderEliminar"DAR PARA RECIBIR", de Alberto Ramírez Mozqueda
Hubo una vez un limosnero que estaba tendido al borde del camino cuando vio a lo lejos venir al rey con su corona, su capa y sus seguidores.
En eso pensó: "Le voy a pedir, porque los reyes son generosos y de seguro me dará siquiera lo necesario para vivir el día de hoy". Y cuando el rey pasó cerca, le dijo: "Su majestad, ¿me podría por favor regalar una moneda?" Aunque en su interior pensaba que el rey le iba a dar mucho más.
Pero con gran sorpresa suya el rey le miró y le dijo: "¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy yo tu rey?" El mendigo no sabía que responder a la pregunta y dijo:
Pero su majestad, ¡yo no tengo nada, soy pobre!".
El rey respondió: "Algo debes de tener. ¡Busca!".
En su asombro, el mendigo buscó entre las cosas de su pobre morral, y se dio cuenta que solo tenía 5 granos de arroz para comer ese día. Pero se los dio complacido al rey, imaginándose que sus familiares nunca le creerían cuando les dijera que él había socorrido nada menos que al rey.
Complacido el rey dijo: "¡¿Ves como sí tenías?!" Y le dio 5 monedas de oro, una por cada grano de arroz.
El mendigo dijo entonces:
"Su majestad, creo que acá tengo otras cosas", pero el rey le dijo: "Solamente de lo que me has dado de corazón, te puedo yo dar".
Es fácil en esta historia reconocer como el rey representa a Dios, y el mendigo a nosotros. Notemos que el mendigo aún en su pobreza intenta socorrer al rey cuando éste se lo pide.
Ocasionalmente, Dios nos pide que le demos algo para así demostrarle cariñosamente que somos sus hijos y él es el Padre bueno.
Unas veces nos pide ser humildes, otras ser sinceros o no ser mentirosos.
Nos negamos a darle a Dios lo que nos pide, pues creemos que no recibiremos nada a cambio, sin pensar en que Dios devuelve el ciento por uno.
No sé qué te pida Dios en este momento.
¿Confianza?
¿Sencillez?
¿Humildad?
¿Abandono en su voluntad?
Nolo sé.
Solamente sé, que por lo que le des, te devolverá mucho más, y recuerda no darle solamente unos pocos granos, dale todo lo que tengas, pues sinceramente, VALE LA PENA.